Prólogo
Mi mamá compró esta cámara en 2009. Recuerdo que solía tomarme fotos con ella, pues a mi mamá siempre le ha gustado la fotografía. Con el tiempo, la cámara terminó guardada en un cajón, hasta que la encontré y decidí darle una nueva vida. Comencé a fotografiar a mis amigos y a documentar mis días, convirtiéndose en algo que siempre llevaba conmigo. Hace unas semanas se me cayó, pero esta vez la pantalla no sobrevivió. Aunque seguía tomando fotos, no podía verlas, así que empecé a fotografiar a las personas que quiero, pero esta vez sin mirar. Comencé a escribir sobre esos momentos que capturaba sin ver, y al final, me di cuenta de que esto se trata más de sentir que de ver.